Las flautas eran de huesos
Estaba
la prohibición y al mismo tiempo la tentación del secreto que no les era
permitido conocer desde niñas. En la profundidad de las selvas estaban
escondidas las flautas que no se les permitía mirar ni tocar. Era el miedo y a
la vez la atracción por el misterio oculto y quebrantarlo. Sabía que en el
fondo del viejo árbol hueco había algo más que unos sonidos que atraían el
baile y la bebida y quería saberlo, le asaltaba esa inquietud siempre y cada
día le era muy difícil de contener.Y así
lo hizo una tarde en que los hombres habían ido a cazar y nadie la vería
desaparecer entre los matorrales. Llegó al gigante árbol hueco que quedaba a
unos kilómetros de la maloca y subió por uno de sus gajos secos que daban
entrada al fondo del tronco que era una especie de caverna. Allí estaba lo que
llamaban flautas, en realidad un montón de huesos ennegrecidos como rezaba la leyenda,
los restos del hijo Nacido de la fruta o el Enviado del sol, Yuruparí, que había
sido sacrificado por los primeros habitantes de la tierra y al soplar a través
de sus orificios producían una dulce melodía que se filtraba en cada poro de
las rocas y los vegetales de la inmensa selva. Recordó entonces el porqué de la prohibición,
pues mirar las flautas y ejecutar el baile le significaba la muerte a ella y a
las demás mujeres que se atrevieran a verlas. En tanto que la melodía iba
generando un extraño conjuro se le revelaron las palabras del Chaman a través
de bocanadas de humo de tabaco que se diluían en el aire enrarecido de la
penumbra. Con gran sorpresa comprendió en ese momento que no era morir al
contemplar de frente los viejos instrumentos prohibidos a ellas, hacía mil
años, sino algo más terrible por lo que los hombres de la selva habían luchado
siempre. Era algo más. Mientras iba danzando al son de la música que salía de
la flauta, tras un leve soplo de su boca, supo que en los inicios de la
humanidad el portador de aquellos artefactos y ejecutor de esta danza era
también poseedor del poder absoluto sobre todas las cosas del mundo.
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